La conquista musulmana de la península ibérica
Las tesis
tradicionales están ya ampliamente superadas. Estas se basaban en la conjura de
judíos y witizanos o en la venganza del Conde D. Julián, gobernador de Ceuta,
al ser su hija deshonrada por D. Rodrigo. Así la conquista musulmana de la
Península Ibérica hay que enmarcarla en dos hechos fundamentales:
La penetración del
poder musulmán en la P. Ibérica tiene lugar en el contexto de guerra civil
entre los witizanos y D. Rodrigo (candidato apoyado por la nobleza[1]),
por un lado y dentro del contexto de la expansión del Islam en aquellos
momentos, por otro, siendo un acontecimiento más de la misma.
En 711 las tropas de
Tarik, lugarteniente de Muza, (gobernador de Ifriquiya) cruzan el estrecho y
aprovechando la ausencia de D. Rodrigo que estaba en el norte en una campaña
contra los vascones, inicia la penetración sin resistencia de la población de
Andalucía.
Esto corrobora los
pactos con los witizanos y el apoyo de la población judía. Derrotado y muerto
D. Rodrigo en Guadalete, llegan hasta Toledo que les abre las puertas (allí
estaba Oppas. el hermano de Witiza)
En 712 se inicia la
conquista sistemática: Muza pasa a Hispania con más contingentes y va
tomando las principales ciudades Sevilla, Carmona, Mérida, Toledo, Zaragoza,
Pamplona, donde llegaron en el 714 . Tariq y Muza en ese año se
dirigieron hacia Damasco para dar cuenta de su actuación y al frente del
gobierno quedaba Abd al-Aziz que aumentó las conquistas peninsulares
hasta Zaragoza y Coimbra. Sus sucesores llegaron a Barcelona en 718 y a
Toulouse en 721.
En los primeros momentos
los musulmanes no innovan, al igual que lo habían hecho en otras zonas
conquistadas (bizantinas y persas) aceptan la organización existente y se
superponen a ella; de hecho sustituyen a los reyes visigodos y, como ellos,
encontrarán dificultades para asegurar el dominio en las zonas del norte del la
Península.
Los dominios visigodos
de las Galias no fueron ocupados hasta el 720: Al Samh entró en Narbona y puso
fin al dominio del noble Ardón en esas tierras. Los intentos de penetrar en
Aquitania fracasaron por las divisiones del islam, a pesar de la ayuda prestada
por nobles francos enemistados con Carlos Martel, quien derrotó a los árabes en
Poitiers. Esto supuso en breve plazo el repliegue de los árabes a los Pirineos,
tras el avance franco en el sur de Francia por Pipino el Breve ( el padre de
Carlomagno) en Septimania y Provenza.
Los primeros 50 años
de la historia del Al Andalus, hasta la fundación del Estado Omeya , se
caracteriza, fundamentalmente, por dos hechos fundamentales:
- La expansión del dominio musulmán: los pactos y la tributación.
- A partir del 732 la oposición de las primeras tensiones entre árabes y bereberes (en torno a la ocupación y el reparto de las tierras) que desembocarían en la crisis de los años 741-755.
La Península
Ibérica fue sometida al Islam de dos maneras:
Por las armas:
Una vez vencida una plaza se firmaba capitulación, la población no podría
abandonar la ciudad y perdían sus bienes, que pasaban a ser parte del botín y
entraban en servidumbre.
Por pactos:
bien con la población (caso de Mérida, de Sevilla, de Córdoba). Las ciudades
conservaron así sus leyes, su organización política, su religión y eran
sometidas al pago de impuestos que la ley musulmana imponía a los no
musulmanes. O bien con particulares, de los que conocemos casos como el de
Teodemiro: funcionario visigodo que gobernaba una amplia zona de Murcia y
Alicante. Conservó sus riquezas, su poder y sus posesiones eran hereditarias,
pasaron a su hijo Atanagildo. A cambio, tenía un vínculo de fidelidad personal
con los árabes.
Caso similar sería con
los sucesores de Witiza- que según la Crónica Mozárabe, fué en el s. VIII la
máxima autoridad reconocida por los árabes sobre la población cristiana y que
ostentaba la dignidad de "comes de Al-Andalus" y "príncipe de
los españoles sometidos" y era el encargado de recoger la tributación
territorial.
Los particulares
conservarían sus bienes patrimoniales, y sólo se confiscarían los bienes de los
muertos, los huidos y de la Iglesia.
Así, la mayor parte
del territorio permaneció en manos de los indígenas, pues la mayoría de la nobleza
pactó con los musulmanes, quienes, prefirieron proteger sus dominios a costa de
perder cierta independencia. (Ejm. la familia de los Banu Quasi en el Valle del
Ebro). Esto explica la rápida asimilación de las formas de vida musulmanas
entre la población hispanovisigoda.
Las tierras tomadas
por las armas fueron repartidas: un quinto (jums) pasó a manos del estado y el
resto se repartió entre los conquistadores siguiendo dos modalidades: en pleno
dominio o como una cesión por parte del estado, que implicaba el usufructo de
éstas (IQTA territorial), una especie de "beneficio".
En cuanto a las
modalidades de asentamiento de los musulmanes es un tema poco conocido por la
historiografía actual. Pero parece que hay unanimidad en su distribución
geográfica:
- Los árabes
(baladiyum) venidos con Muza se instalaron en zonas de llanura, en torno a los valles
de los grandes ríos y en lugares próximos a las costas mediterráneas andaluzas
y en las huertas levantinas. Cogieron las mejores tierras.
- Los bereberes se quedaron en
lugares más afines con su antiguo hábitat marroquí, ocuparon zonas de elevada
orografía, tanto en el centro .-sistema Central, Extremadura- como en Andalucía
-Serranía de Ronda, Cord. Penibética, el Algarve...
- Los sirios procedentes de los
"yund" -acantonamientos militares de Siria o Egipto- que pasaron a la
península para ayudar a reprimir la sublevación de los bereberes del 741,
fueron asentados en zonas del sureste de Andalucía, de forma muy similar a la
situación que anteriormente tenían en sus países de origen.
[1] Durante los últimos
años del reino visigodo se reforzó la tendencia que convertía al monarca en el
mayor propietario de bienes raíces con hombres dependientes y de metales
preciosos transmisibles por vía hereditaria. Lo mismo había ido sucediendo con
miembros de la alta nobleza que pretendían transmitir por vía hereditaria
bienes muebles, inmuebles y cargos. El Reino Visigodo estaba inmerso en un
proceso de feudalización. La Guerra Civil se debido a las pretensiones al trono
de D. Rodrigo y de los hijos de Witiza -éste había sido nombrado sucesor por su
padre Egica-. Las fuentes son confusas en cuanto a la información de la
conquista musulmana. Además no era la primera vez que se llamaban a tropas
extranjeras en apoyo de uno u otro bando (bizantinos con Atanagildo para
deponer a Achila I, la de Hermenegildo contra su padre Leovigildo, la de los
francos que apoyaron a Sisenando contra Suintilla, la de los Vascones contra
Recesveinto la alianza de Paulo con los vascones y francos contra Wamba.
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