Bachillerato HISTORIA DE ESPAÑA: TRABAJAMOS CON TEXTOS
La Repoblación: Carta puebla de Alfonso I de
Aragón, 1126.
El
sistema de presura.
.
“Yo Alfonso concedo esta carta a
vosotros cristianos mozárabes, a los cuales yo saqué con el auxilio divino, del
poder de los sarracenos y conduje a tierras cristianas.
Me
complace porque abandonasteis vuestras casas y vuestras heredades y vinisteis a
poblar mis tierras, concederos buenos fueros en toda mi tierra, que seáis
libres y francos vosotros y vuestros hijos, en todo cuanto podáis poblar y
trabajar en las villas y términos que yo os daré. Vosotros mozárabes no daréis
lezda en todas mis tierras en los mercados que hagáis, ni haréis hueste ni
cabalgada y tendréis todos vuestros juicios en vuestra puerta. Andaréis libres
y seguros por toda mi tierra sin que nadie os haga daño, pero si alguien os
agravia pagará multa de mil maravedís…” Año 1126.
Extraído de Lacarra, J.M.,
Documentos para la reconquista y repoblación del valle del Ebro.
Naturaleza,
autor, destinatario y fecha de elaboración.
El
texto propuesto es una Carta
Puebla, es decir, un
contrato o concesión regia
por la que se otorgaban privilegios
o fueros a los individuos que repoblaban
una zona con el fin de atraerlos al lugar.
La carta-puebla regula las
relaciones con el señor o el rey
en este caso y las normas jurídicas por las que se regirá la comunidad. Se trata,
por tanto, de un texto de naturaleza
jurídica.
Es,
asimismo, una fuente
directa o primaria.
El
autor del texto es Alfonso I de Aragón, conocido como el Batallador. Según nos informan las
crónicas, incluso las árabes, Alfonso I destacó
por su valor y su fe[1]. Su fe y su valor le llevaron a
protagonizar una considerable expansión territorial en detrimento de los musulmanes, conquistando incluso Zaragoza.
Su espíritu militar y su profunda religiosidad de llevaron a albergar la idea
de una gran cruzada contra los musulmanes que comenzaría en Hispania y acabaría
con la recuperación de Jerusalén. Fue sólo un sueño.
Se
trata de un documento
público,
concretamente, el texto
va dirigido a los mozárabes, cristianos que mantuvieron
fieles a su religión en territorio musulmán.
Estos mozárabes llegaron a Aragón tras
incorporarse a la expedición que Alfonso I realizó en Al-Ándalus en 1125-1126. En una primera etapa los mozárabes gozaron de una vida
tranquila en Al-Ándalus, al contar con la protección del poder musulmán que les
necesitaba para el funcionamiento administrativo del Estado. Sin embargo, la posición
de los mozárabes en Al-Ándalus fue degradándose como consecuencia de la intransigencia
religiosa que impusieron los almorávides. Esta
será la causa de su huida de Al-Ándalus,
buscando refugio en los reinos cristianos.
La
fecha de elaboración del texto es el año 1126, primer cuarto del siglo XII,
momento que corresponde con la segunda fase de la reconquista. Ese año, como ya sabemos, Alfonso I
de Aragón llevó a cabo una
campaña militar en Al-Andalus, de la que volvió con un importante contingente
de mozárabes que colaboraron en la repoblación del valle medio del Ebro. El avance cristiano se vio favorecido por la fragmentación de Al-Andalus en los segundos reinos de taifas.
Análisis:
Ideas
principales.
La
primera idea a reseñar es la relación
entre la concesión de una carta puebla y el proceso repoblador de las tierras
ganadas al Islam “Yo
Alfonso concedo esta carta a vosotros
cristianos mozárabes (…) vinisteis a poblar mis tierras”.
El
texto indirectamente nos informa de la precaria
situación en que vivían los mozárabes bajo la dominación musulmana en Al-Ándalus, cuando dice: “(…) a vosotros cristianos mozárabes, a
los cuales yo saqué con el auxilio divino, del poder de los sarracenos[2]
y conduje a tierras cristianas”. Recordemos que los mozárabes vieron empeorar su
situación en Al-Ándalus tras la llegada de los almorávides, quienes impusieron la intolerancia religiosa.
Para
asegurar el dominio sobre los
territorios ganados al Islam,
se llevó a cabo la repoblación
de las tierras incorporadas a
los poderes cristianos. Un método eficaz para atraer pobladores era
otorgarles franquicias, privilegios o fueros.
Entre
los privilegios concedidos por Alfonso I en esta Carta-puebla a los mozárabes figuran:
§ En primer lugar, los mozárabes gozan de la
condición jurídica de libres y francos.
El término franco, en este contexto, debe tomarse bajo la acepción de individuos
que disfrutan de franquicias y privilegios.
Por su parte, la condición de libre quiere decir que no están sometidos a
ningún poder señorial, no son, por tanto, vasallos o siervos.
§ Disfrutarán de privilegios fiscales, como la exención en el pago de la lezda. La lezda era un tributo que gravaba el transporte
de mercancías para venderlas en
los mercados. Este tributo se
pagaba por la autorización del rey o el señor para practicar la actividad mercantil.
§ Estarán dispensados de prestar servicios
militares. Según la legislación
feudal todos los vasallos estaban obligados a la prestación militar cuando sus
señores les convocaban. Según el texto los mozárabes están exonerados de esta
obligación cuando afirma, “Vosotros mozárabes (…) ni haréis hueste[3]
ni cabalgada[4]
(…)”.
§ Privilegios judiciales. La jurisdicción de la que
dependan estos mozárabes serán los tribunales reales establecidos en sus
poblaciones.
§ Se les proporciona una especial
protección por parte del rey al sancionar que todo aquel que moleste o agravie
a los mozárabes serán objeto de una sanción pecuniaria. “Andaréis libres y seguros por
toda mi tierra sin que nadie os haga daño, pero si alguien os agravia pagará
multa de mil maravedís…”. Teniendo la alta cuantía de la multa establecida, es posible pensar que el rey
pretendiera con esta medida defender los derechos de los mozárabes frente a
alguna agresión o intento de la nobleza de someter a los mozárabes, menoscabando sus derechos.
Las
cartas puebla fueron documentos fundamentales para repoblar los territorios
ganados al Islam en la Península Ibérica, asegurando la defensa de los territorios
ocupados por la conquista cristiana.
[1]
El cronista árabe Ibn al-Atir dijo de Alfonso
I que “ningún príncipe cristiano le superó en valor”.
[2]
El adjetivo sarraceno se empleaba para
referirse a los musulmanes que protagonizaron la expansión del Imperio
islámico. Durante la Reconquista se utilizó para designar a los musulmanes de
Al-Ándalus.
[3] Ante la ausencia de un ejército permanente y
profesional, los reyes y señores de este momento obligaban a sus vasallos a
prestar servicios militares para afrontar una campaña o acción militar. Ese
ejército reunido ocasionalmente recibe el nombre de hueste.
[4]
La
cabalgada era un tipo de guerra fronteriza llevada a cabo contra los musulmanes
con la única finalidad del pillaje. Su objetivo era ocasionar destrozos al
enemigo, hacer prisioneros y obtener el mayor botín posible
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