jueves, 18 de marzo de 2021

Bachillerato. Historia de España. Tema 11: La Segunda República.

 Bachillerato. Historia de España. Tema 11: La Segunda República. 

TEMA 11. LA SEGUNDA REPÚBLICA

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Los años treinta fueron en todo el mundo una época de gran agitación política, lo que en parte se explica por la profunda crisis económica iniciada en 1929, con las consiguientes secuelas sociales en forma de aumento del paro y empobrecimiento general. Su consecuencia lógica fue el ascenso de ideologías radicales y antidemocráticas, como son el fascismo y el comunismo. Las tensiones políticas culminaron en la Segunda Guerra Mundial. En España ese periodo coincide con una nueva etapa política, la II República, nacida en 1931 tras la caída de la monarquía tradicional de Alfonso XIII. Durante la época republicana esa radicalización política y la inestabilidad social y económica también se hicieron notar.

La II República nació con un fuerte apoyo popular, pues muchos españoles tenían en el nuevo régimen puestas sus esperanzas de progreso y modernización del país, superando los males endémicos arrastrados desde las décadas anteriores. Sin embargo la República no sabría responder a las expectativas creadas y tras sucesivos vaivenes electorales (primero gobierna la izquierda, después el centro-derecha y finalmente la izquierda de nuevo), el fracaso de la convivencia dentro de unas estructuras democráticas. No obstante ninguno de estos problemas abocaban necesariamente a una violenta guerra civil.

Hay que reseñar también que durante las tres primeras décadas del siglo XX España vivió una auténtica “Edad de Plata” de la cultura y el arte, coincidiendo algunos de los intelectuales y artistas más prestigiosos del mundo en aquella época. Ese esplendor cultural quedaría bruscamente interrumpido con la Guerra Civil de 1936-39 y el consiguiente éxodo de artistas e intelectuales.

1.     CONSTITUCIÓN DE 1931 Y EL BIENIO REFORMADOR

1.1. La llegada del nuevo régimen

El cambio de régimen político originado con la desaparición de la vieja monarquía borbónica y su sustitución por una República fue saludado con entusiasmo por una gran parte de los españoles, que, influidos por las ideas regeneracionistas, esperaban del nuevo sistema la solución de los problemas endémicos del país: los campesinos pobres confiaban en que los latifundios de los terratenientes serían repartidos entre ellos; los obreros estaban divididos entre los que creían que era el momento de hacer una revolución colectivista y los que simplemente reclamaban mejoras laborales y sociales; los nacionalistas vascos y catalanes pretendían conseguir al menos un estatuto de autonomía para sus regiones; los grupos republicanos que representaban a la pequeña burguesía y a los intelectuales aspiraban a implantar un sistema político plenamente democrático que acabase con el monopolio del poder que había ejercido la tradicional oligarquía monárquica. En cambio, los sectores sociales más conservadores (la alta burguesía, el clero y la nobleza y una parte de la clase media y del Ejército) acogieron al nuevo régimen con el natural temor a perder su protagonismo y los privilegios que hasta entonces habían disfrutado.

1.2. El gobierno provisional (abril-junio de 1931)

La victoria electoral en casi todas las ciudades importantes de las candidaturas republicanas en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 demostraba el desprestigio de la oligarquía dominante y del propio régimen monárquico. Dos días después el rey Alfonso XIII renunciaba a la corona y partía hacia el exilio, a la vez que entre la euforia popular era proclamada la República en diversas ciudades (la primera fue Eibar, en Guipúzcoa). Se constituyó de forma provisional un Gobierno de coalición con ministros de los distintos partidos de centro-izquierda que habían firmado el Pacto de San Sebastián, aunque bajo la presidencia de un político de centro-derecha: Niceto Alcalá Zamora.

Este Gobierno, cuya misión principal era convocar elecciones generales (se celebrarían dos meses y medio después: el 28 de junio), muy pronto tuvo que afrontar dos de los problemas que marcarían la trayectoria de la República: el regionalista (Francesc Macià había proclamado en Barcelona el “Estat Catalá”; las nuevas autoridades republicanas españolas con gran dificultad consiguieron convencerle de que depusiera su actitud de abierta rebeldía bajo la promesa de conceder a Cataluña un estatuto de autonomía); y el problema religioso (el anticlericalismo de las masas obreras estalla en el mes de mayo con la quema de templos y conventos; además el Gobierno decidió la expulsión de España del polémico cardenal Segura, que había manifestado abiertamente su rechazo hacia el nuevo régimen).

En las elecciones para Cortes Constituyentes la coalición formada por republicanos de izquierda y socialistas consiguió una mayoría aplastante. El Congreso resultante se situaba claramente a la izquierda.

1.3. La Constitución de 1931

La elaboración de la Constitución fue el principal cometido de las nuevas Cortes. Los debates alcanzaron gran apasionamiento, sobre todo en los asuntos que concernían a la religión. La mayoría de los diputados, que pertenecían a la izquierda, pretendían conseguir una radical separación de la Iglesia y el Estado, lo que quedó plasmado en el artículo 3. Varias disposiciones adoptadas se pueden considerar anticlericales: la disolución de los jesuitas, la desaparición del crucifijo de las escuelas, la prohibición de la enseñanza a las órdenes religiosas, el fin del presupuesto del clero y, en general, el laicismo del estado. Finalmente fue aprobada la Constitución el 9 de diciembre de 1931.

En su artículo 1º quedaba definida España como una “república democrática de trabajadores”, con lo que desde el principio se ponía en evidencia el carácter izquierdista de la constitución. El capítulo dedicado a los derechos y libertades de los ciudadanos es el más amplio y democrático de todas las constituciones hasta entonces: establece el sufragio universal (que por primera vez incluye a las mujeres); el art. 44 indica que el derecho de propiedad privada queda subordinado a la utilidad social (eso facultaría la expropiación de los latifundios mediante la Ley de Reforma Agraria); concede a las regiones la posibilidad de contar con estatuto de autonomía (art. 10 y siguientes); los ayuntamientos serán elegidos por los vecinos (art. 9); laicidad del estado (art. 3) y libertad religiosa (art. 27); libertad de imprenta sin censura previa (art. 34); derechos de asociación, sindicación, reunión, manifestación y circulación por todo el territorio español; enseñanza primaria obligatoria y gratuita (art. 48); desaparece el Senado (art. 51), con lo que las Cortes de la República serán unicamerales; se establece un Tribunal de Garantías (art. 121), con unas facultades equivalentes a los del actual Tribunal Constitucional; se aprueba el matrimonio civil y el divorcio (art. 43)

1.4. El gobierno de la izquierda (junio de 1931-noviembre 1933). La obra reformista de la república

Una vez proclamada la Constitución (diciembre de 1931) fue elegido por las Cortes Niceto Alcalá Zamora (de centro-derecha) Presidente de la República y Manuel Azaña (republicano de izquierdas) Presidente del Gobierno.

Durante los dos años siguientes, el Gobierno de centro-izquierda acometió un amplio programa de reformas:

§  Reforma educativa: Los nuevos dirigentes del país, algunos de los cuales se habían formado en las aulas de la Institución Libre de Enseñanza, estaban convencidos de que a través de un sistema educativo moderno y democrático España podría salir de su atraso (en esa década había un 44 % de analfabetos). En primer lugar se consideró necesario secularizar la enseñanza, prohibiendo su ejercicio a las órdenes religiosas. También había que crear nuevos centros docentes (en estos dos primeros años se abrieron 13.000 nuevas escuelas públicas y el presupuesto pasó del 5,5 al 7 %) y se reformaron otros aspectos: nuevos planes de estudios, mejora en la preparación de los maestros (de 36.000 a 51.000) y aumento de su sueldo, etc. La Iglesia Católica, que tradicionalmente había desempeñado un papel importantísimo en el terreno educativo, mostró una fuerte resistencia hacia estas reformas.

§  Reforma religiosa: El gobierno estaba decidido a establecer una clara separación Iglesia-Estado y a reducir la influencia de la Iglesia sobre la sociedad española. El gobierno desarrolló una serie de leyes según los principios secularizadores de la constitución que alimentaron la beligerancia de la Iglesia contra la república, como la Ley de Divorcio de 1932, que no cuestionaba el matrimonio religioso, y la Ley de Confesiones y Congregaciones Religiosas de 1933, por la que el Estado dejaba de realizar aportaciones a la Iglesia y ordenaba el cierre de los centros docentes religiosos a partir de finales de diciembre de 1933. Esta última desencadenó una nueva ofensiva del clero y de la prensa católica, pues la consideraron como una persecución anticlerical.

§  Reforma militar: Su objetivo era modernizar un ejército arcaico y macrocéfalo (es decir, había un número excesivo de mandos en relación al de soldados). Siendo Azaña Ministro de la Guerra en el Gobierno Provisional, ofreció a los jefes y oficiales la jubilación anticipada voluntaria conservando íntegramente la paga (el 50 % de los afectados se acogieron a esa situación ventajosa, unos 10.000). Otras medidas adoptadas por la República fueron la disminución de la jurisdicción militar en beneficio de la civil, la supresión de la Academia General Militar y la creación de la Guardia de Asalto (una policía urbana leal a la República). Se obligó a los militares a jurar fidelidad a la República (a pesar de ello, muchos continuaron siendo monárquicos de corazón).

§  Leyes laborales: El encargado de llevar adelante la política laboral fue el Ministro de Trabajo, el socialista Francisco Largo Caballero. Su política de reformas consistió en: implantación de la jornada laboral de ocho horas en el campo, prolongación automática de los contratos de arrendamiento y creación de unos jurados mixtos de trabajadores y empresarios para resolver los conflictos laborales. Estas medidas fueron muy mal acogidas por los empresarios, pero también decepcionaron (por considerarlas insuficientes) a los anarquistas y al sector más radical del socialismo español. Las huelgas y desórdenes fueron constantes tanto en las fábricas como en el campo.

§  Reforma agraria: Las arcaicas estructuras del campo y las consecuencias sociales que se derivaban de ello constituían uno de los problemas clave de la España de la época: el latifundismo en el centro y sur de España condenaba al paro crónico y a la miseria a cientos de miles de campesinos no propietarios. Para remediar esta situación, en los primeros momentos de la II República el Gobierno elaboró una serie de leyes favorables a los jornaleros. Sin embargo el asunto más polémico fue la aprobación de la Ley de Bases de la Reforma Agraria de 1932, cuyos objetivos eran redistribuir la tierra y mejorar su rendimiento. Lógicamente contó con el rechazo frontal de los partidos de derecha, que defendían los intereses de los terratenientes. Esa ley permitía la expropiación de los latifundios (que serían parcelados y repartidos entre los jornaleros), indemnizando a los propietarios. Pero por culpa de los complejos trámites burocráticos y del enorme coste de las indemnizaciones, sólo 12.000 familias recibieron tierras durante los dos años de vigencia de la ley. Esta insuficiencia explica la gran decepción que supuso para la gran masa de jornaleros, por lo que la conflictividad en el campo sería constante durante toda la República.

§  Estatutos de Autonomía: La aprobación del Estatuto de Cataluña en 1932, que suponía la creación de la Generalitat o gobierno autónomo catalán, fue defendida también por Manuel Azaña. Francesc Maciá fue el primer presidente catalán. Los partidos de la derecha y algunos centristas se opusieron con vigor contra lo que consideraban el desmembramiento de España. En el País Vasco el sentimiento nacionalista estaba entonces menos arraigado que en Cataluña, por lo que las autoridades republicanas no se dieron ninguna prisa para concederle un estatuto de autonomía (sería aprobado durante la Guerra Civil).

Los problemas económicos marcaron la trayectoria de la II República (una enorme crisis a escala internacional había comenzado en 1929, prolongándose durante la década de los treinta). La crisis económica provocó la disminución de las exportaciones de productos españoles a Europa, de ahí que hubiera que frenar también las importaciones de maquinaria, que tan necesarias eran para la modernización de nuestra obsoleta industria. A ello se unió la fuga de capitales (la burguesía y la nobleza recelaban de la política de reformas del gobierno republicano, por lo que no sólo no invierten, sino incluso llegan a cerrar empresas). El consiguiente crecimiento del paro se agravó por el retorno en masa de españoles que en las décadas anteriores habían emigrado a Hispanoamérica, puesto que allí la crisis había tenido gran repercusión arruinando a muchos de ellos.

La política reformista del Gobierno no convenció a los sectores izquierdistas, de orientación claramente revolucionaria: la poderosa CNT (con más de un millón de afiliados), el sector más radical de UGT (cuyo líder era paradójicamente el ministro de Trabajo Largo Caballero) y el entonces muy minoritario Partido Comunista (PCE). Además gran parte de la clase obrera estaba sufriendo duramente las consecuencias de la crisis económica, frustrándose sus esperanzas de mejora que había abrigado al proclamarse el nuevo régimen republicano. Todo esto explica la constante conflictividad: huelgas, ocupaciones de latifundios, violencia callejera. El episodio más dramático lo constituyeron los sucesos de Casas Viejas, en la provincia de Cádiz (enero de 1933). El gobierno no conseguía ni satisfacer las demandas populares ni calmar a la derecha, por lo que su popularidad cayó en picado.

La derecha supo explotar el desgaste del gobierno y los sentimientos católicos de una buena parte de los españoles, muy sensibilizados por la política anticlerical del gobierno. En 1933 nació la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas), partido político que agrupa a los sectores católicos conservadores y cuyo programa tenía como punto esencial la defensa de la religión y de la enseñanza católica. Más a la derecha de la CEDA había otros grupos: Renovación Española (monárquicos de José Calvo Sotelo, que había sido ministro de la Dictadura), Comunión Tradicionalista (antiguos carlistas) y diversos grupos influidos por el fascismo italiano (de los que el más importante fue Falange Española, fundada en 1933 por José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador). Hay que reseñar que en agosto de 1932 había fracasado un intento de golpe de estado derechista dirigido por el general Sanjurjo.

1. ¿Cuál piensas que fue la reforma más importante durante este gobierno? Razona tu respuesta.

2. Explica la relación entre el suceso de Casas Viejas y la caída del gobierno de Azaña.


Por otra parte, el PSOE se encuentra en una difícil situación, pues forma parte de un gobierno que practica una política liberal y capitalista (contraria a su ideal marxista) y que reprime con dureza los excesos revolucionarios de los obreros y jornaleros (como en Casas Viejas y Castilblanco). El partido estaba dividido entre un sector reformista (encabezado por Indalecio Prieto y Julián Besteiro) y otro de tendencia revolucionaria (cuyo líder era Francisco Largo Caballero). Las diferencias internas del PSOE se extendieron a toda la coalición gubernamental, que seguía una política errática, en vista de lo cual el Presidente de la República (Alcalá Zamora) destituyó al Presidente del Gobierno (Manuel Azaña) y convocó elecciones generales. 

2.     BIENIO DE CENTRO-DERECHA Y EL FRENTE POPULAR

2.1. El gobierno de centro-derecha (noviembre 1933-febrero 1936)

Las elecciones se celebraron en noviembre de 1933 y fueron ganadas rotundamente por las fuerzas de derecha y de centro. El fracaso de la izquierda se debió a un cúmulo de factores: el voto femenino (que se inclinó mayoritariamente hacia la derecha debido a la mayor influencia del clero sobre las mujeres), la abstención electoral de los anarquistas, los desórdenes públicos, el descrédito del gobierno anterior y la desunión de la izquierda (cuyos partidos se presentaron por separado). El Presidente de la República (Alcalá Zamora), para evitar una posible reacción de la izquierda si llamaba a gobernar al líder de la CEDA (José María Gil Robles) encargó la formación de gobierno a un político centrista, el líder del Partido Radical Alejandro Lerroux, quien estaría apoyado desde fuera por la CEDA y otros grupos de derechas.

La principal labor del nuevo Gobierno será anular o paralizar las reformas emprendidas durante el bienio anterior. Hay una clara regresión en el terreno laboral. El Ejército y la Iglesia consiguen aumentar su influencia. También se resintieron las relaciones entre el Gobierno central y la Generalitat (que seguía gobernada por la izquierda), al tiempo que se paralizó la tramitación de nuevos estatutos de autonomía. La respuesta de las organizaciones obreras a la orientación claramente derechista del nuevo Gobierno fue una radicalización, acompañada de graves disturbios tanto en el campo como en las ciudades.

El hecho de mayor gravedad sucedido en esta etapa fue la fracasada revolución de octubre de 1934. Para entender su estallido hay que tener en cuenta dos hechos previos: la subida al poder del nazismo en Alemania en el año anterior (la izquierda española temía que el líder de la CEDA Gil Robles pudiera convertirse en el Hitler de nuestro país) y el cambio de estrategia del PSOE y la UGT, que a partir de ahora apuestan decididamente por una línea revolucionaria para la toma del poder. La gran tensión acumulada sólo necesitaba una excusa, y ésta surgió cuando Gil Robles exigió al Presidente Lerroux que incluyera a tres ministros cedistas para seguir apoyando al Gobierno. Los socialistas y otras fuerzas izquierdistas, en respuesta, declararon una huelga general revolucionaria en toda España, que fue seguida masivamente en Asturias, el País Vasco y Cataluña. Al mismo tiempo, el nuevo Presidente de la Generalitat, Lluis Companys, proclamó el Estado Catalán dentro de una República Federal Española. El Gobierno declaró el estado de guerra y, tras violentos combates callejeros, el Ejército consiguió dominar la situación en Cataluña. En represalia por lo sucedido, el Gobierno central suspendió el estatuto de autonomía catalán. Sin embargo fue en Asturias donde tuvieron lugar los sucesos más graves. Las fuerzas obreras, en especial los mineros, con gran violencia asaltaron cuarteles e iglesias, ocuparon fábricas de armas y proclamaron el comunismo. La represión corrió a cargo del Ejército, enviado desde Marruecos por el Gobierno, en una operación dirigida por el general Francisco Franco. La rebelión se saldó con cerca de 1.500 muertos y más de 30.000 encarcelados. El Gobierno aprovechó su victoria para establecer la censura previa y limitar las actividades de los partidos de izquierda y los sindicatos. La posterior campaña pro-amnistía para los presos de la revolución de octubre tuvo como efecto indirecto la unión de las fuerzas de izquierda, que hasta hacía poco estaban enfrentadas entre sí.

Al año siguiente, 1935, la radicalización de derechas e izquierdas iba en aumento. José Calvo Sotelo funda el Bloque Nacional, con un programa totalitario que imita al fascismo italiano, en tanto que el PSOE está cada vez más decantado hacia las posiciones izquierdistas de Largo Caballero. También el PCE, a su izquierda, ganaba influencia. Fue precisamente la Internacional Comunista la que propuso la política de crear Frentes Populares en aquellos países donde la democracia estuviera en peligro por el ascenso del fascismo. Esa estrategia implicaba la alianza de la clase obrera con la clase media antifascista, lo que en España se llevó a cabo en las elecciones generales de febrero de 1936, convocadas por el desprestigio del gobierno de centro-derecha debido a los escándalos por corrupción (el “estraperlo”) y por la represión en Asturias.

2.2. El frente popular (febrero 1936 - julio 1936)

Todas las fuerzas progresistas (de centro-izquierda e izquierda) acabaron firmando la alianza electoral propuesta por los comunistas, de manera que el 16 de febrero concurrieron en unas listas conjuntas bajo la denominación de Frente Popular. En su programa llevaban dos puntos principales: la amnistía para los represaliados por la revolución de 1934 y el restablecimiento de la política reformista del primer bienio republicano. En cambio las fuerzas de derecha, muy desgastadas después de más de dos años de gobierno, acudieron desunidas en gran parte de las provincias, de ahí que salieran perjudicadas por el sistema electoral. La victoria del Frente Popular fue indiscutible.

El nuevo Gobierno, formado por representantes de los diversos partidos del Frente Popular, reinició la Reforma Agraria, restableció el estatuto de autonomía de Cataluña y, en general, reimplantó todo el programa de reformas que había paralizado la derecha.

El progresivo deterioro del orden público (huelgas, manifestaciones violentas, ocupaciones de fincas agrarias por parte de jornaleros, atentados políticos, quema de iglesias y conventos) marca los meses que van de febrero a julio de 1936, a pesar de los infructuosos intentos del Gobierno por frenar los excesos de las organizaciones obreras y de las bandas fascistas y porque, en definitiva, se respetara la legalidad. El clima de tensión y de violencia generalizada se agrava por los intensos rumores de preparativos de golpe de estado por parte del sector derechista del Ejército. En mayo Manuel Azaña se convierte en Presidente de la República, sustituyendo al dimitido Alcalá Zamora. En los días 12 y 13 de julio se produjeron dos atentados de signo opuesto que conmocionaron al país. En ellos fueron asesinados un conocido personaje de izquierdas, el teniente Castillo, a manos de un grupo falangista; y también el dirigente derechista y diputado José Calvo Sotelo, crimen cometido por guardias de asalto que querían vengar la muerte de su compañero el día anterior.

3. ¿Por qué se produjo la revolución de Asturias de 1934? ¿Qué consecuencias tuvo?

4. ¿Por qué se adelantó el golpe de estado al 17 de julio de 1936?


Diversos generales de ideas conservadoras (Mola, Sanjurjo, Goded, Franco) llevaban conspirando contra el régimen republicano desde la victoria electoral del izquierdista Frente Popular en las elecciones de febrero, sin que el Gobierno, a pesar de las evidencias denunciadas por la prensa de izquierdas, tomase medidas eficaces para evitarlo. Finalmente se produjo la rebelión militar, en coordinación con los grupos políticos derechistas. Comenzó en Marruecos el 17 de julio, aunque en los días siguientes, ante la pasividad del Gobierno presidido por Casares Quiroga, el alzamiento militar se extendió por gran parte de España. Así comenzó la Guerra Civil. 

3.     LA CULTURA ESPAÑOLA DE LA EDAD DE PLATA

El periodo que abarca aproximadamente el primer tercio del siglo XX ha sido bautizado por la historiografía como “la Edad de Plata” de la cultura española (la “de Oro” había sido el siglo XVII).

La mayoría de los intelectuales de esa época habían adquirido un compromiso político, criticando primero el sistema de la Restauración y más adelante la Dictadura de Primo de Rivera. Algunos habían estudiado en universidades europeas, lo que les permitió tomar conciencia del atraso español.

Hay que destacar como las personalidades culturales más relevantes a:

§  José Ortega y Gasset (nuestro filósofo más destacado del siglo XX, autor de un ensayo de gran repercusión, La rebelión de las masas, y fundador de la Revista de Occidente); otros pensadores muy importantes fueron Eugenio d´Ors, Américo Castro, Ramiro de Maeztu, Marcelino Menéndez Pelayo, etc.

§  Científicos de gran talla como los médicos Ramón y Cajal (premio Nobel de Medicina en 1906) y Gregorio Marañón.

§  Literatos de las generaciones de 1898 (Azorín, Ramón María del Valle-Inclán, Miguel de Unamuno y los hermanos Manuel y Antonio Machado) y 1927 (Federico García Lorca, Rafael Alberti, Manuel Aleixandre, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Miguel Hernández, y otros). Al margen de ambas generaciones se ubica el poeta Juan Ramón Jiménez.

§  Músicos como Isaac Albéniz, Manuel de Falla, Enrique Granados, Pau Casals, Joaquín Turina; o el cineasta Luis Buñuel.

§  çArtistas como los pintores Ramón Casas, José María Sert, Pablo Ruiz Picasso, Salvador Dalí, Juan Gris y Joan Miró; los arquitectos Antonio Gaudí y Arturo Soria; y el escultor Pablo Gargallo.

Tras la Guerra Civil muchos de estos intelectuales, que habían mostrado su apoyo a la causa de la República, tuvieron que exiliarse por miedo a la represión. En consecuencia, la cultura, el arte y las ciencias españolas sufrieron un notable empobrecimiento al terminar aquella contienda.

CONCEPTOS Y CRONOLOGÍA TEMA 11

1.     Casa del Pueblo. Local que sirvió para la difusión de las ideas socialistas tanto de carácter sindical como político. En ella se celebraron reuniones, se enseñaba a los obreros y servían como centros de reunión y tertulia política. En España tuvieron gran popularidad desde finales del siglo XIX hasta la Guerra Civil.

2.     Estraperlo. Tiene su origen en el nombre de un juego de azar, el “straperlo”, que provocó un escándalo político en octubre de 1935, y la caída del Gobierno Lerroux. Tras la Guerra Civil se denominó así al mercado negro, en el que se vendían productos de consumo y materias primas para la industria.

3.     FAI. Federación Anarquista Ibérica, nacida en Valencia en 1927, organización política de ideología anarquista que surgió con el fin de combatir el reformismo que proponían figuras como Peiró o Pestaña dentro de la CNT.

4.     Fascismo. Ideología y régimen político nacionalista y autoritario, basado en la existencia de un único partido. El origen del término está en la palabra latina fasces, has de varas alrededor de un hacha, símbolo de autoridad en la antigua Roma. Surge en Italia en 1919 con Benito Mussolini, quien estableció una dictadura desde 1922 hasta 1945, régimen aliado a Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Se denominaban fascista, por extensión, a todos los regímenes posteriores de similares características.

5.     Frente Popular. Coaliciones formadas por partidos comunistas, socialistas y liberal-demócratas, con el objetivo de enfrentarse al ascenso del fascismo y el nazismo en la Europa de los años treinta. Fueron impulsadas por la URSS a través de la Komintern, pero los partidos obreros aceptaron defender la democracia capitalista para conseguir el apoyo de las fuerzas progresistas burguesas contra el fascismo, y se limitaron a propugnar la realización de reformas sociales.

6.     Guardia de Asalto. Cuerpo de policía armada creada al inicio de la Segunda República, según una idea de Miguel Maura, ministro de la Gobernación. Se creó para el mantenimiento del orden público en las ciudades. El reglamento del cuerpo era muy rígido en lo que se refiere a disciplina y condiciones para el acceso: se exigía, entre otros requisitos, una estatura mínima de un metro ochenta centímetros y no tener ningún defecto físico.

7.     República. Es el régimen político en el que Jefe del Estado ocupa su cargo por elección popular. Con las revoluciones burguesas de finales del XVIII se fraguaron los principios del republicanismo actual, basado en un régimen constitucional, con división de los poderes del Estado, cuyo dirigente máximo es su Presidente.

8.     Clara Campoamor (1888-1972). Hija de una modesta familia. Licenciada en Derecho y abogada, defendió la igualdad de derechos de la mujer. Se la considera una de las principales promotoras del movimiento feminista en España.

9.     Manuel Azaña (1880-1940). Personaje fundamental en la confección y desarrollo de la experiencia de la Segunda República española. Creó el partido republicano Acción Republicana en 1925. Entre 1931 y 1933 fue presidente del gobierno de coalición de republicanos y socialistas. En 1934 fundó Izquierda Republicana, partido en torno al cual se formó el Frente Popular.

Cronología:

Elecciones municipales y proclamación de la república (1931)

Aprobación de la constitución (1931)

Golpe de estado de Sanjurjo (1932)

Estatuto de Autonomía de Cataluña (1932)

Sucesos de Casas Viejas (1933)

Fundación de la CEDA (1933)

Revolución de Asturias e insurrección en Cataluña (1934)

Anulación de la reforma agraria (1935)

El Frente Popular gana las elecciones (1936)

Azaña es elegido presidente de la república (1936)

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