TEXTO 1.
Por tanto, habiendo sido lo que unánimemente me han informado personas respetables por su celo y conocimiento, y lo que acerca de cuanto aquí se me ha expuesto en representaciones que de varias partes del reino se me han dirigido, en las cuales se expresa la repugnancia y disgusto con que así la Constitución formada en las Cortes generales y extraordinarias, como los demás establecimientos políticos de nuevo introducidos son mirados en las provincias, y los perjuicios y males que han venido de ellos, y se aumentarían si Yo autorizase con mi consentimiento y jurase aquella Constitución; conformándome con tan decididas y generales demostraciones de la voluntad de mis pueblos y por ser ellas justas y fundadas, declaro que mi real animo es no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución ni a decreto alguno de las Cortes generales y extraordinarias, y de las ordinarias actualmente abiertas, a saber, los que sean depresivos de los derechos y prerrogativas de mi soberanía, establecidas por la Constitución y las leyes en que de largo tiempo ha vivido, sino el declarar aquella constitución y tales derechos nulos y de ningún valor y efecto, ahora ni en tiempo alguno, como si no hubiese pasado jamás tales actos, y se quitasen de en medio del tiempo, y sin obligación, en mis pueblos y súbditos de cualquiera clase y condición a cumplirlos y guardarlos.-
TEXTO 2:
Mientras yo meditaba maduramente, con la solicitud propia de mi paternal corazón las variaciones de nuestro régimen fundamental que parecían más adaptables al carácter nacional y al estado presente de las diversas porciones de la Monarquía española, así como más análogas a la organización de los pueblos ilustrados, me habéis hecho entender vuestro anhelo de que se restableciese aquella Constitución, que entre el estruendo de las armas hostiles, fue promulgada en Cádiz en el año 1812 (...).
He oído
vuestros votos, y cual tierno Padre he condescendido a lo que mis hijos reputan
conducente a su felicidad. He jurado esa Constitución por la cual suspirabais y
seré siempre su más firme apoyo. Ya he tomado las medidas oportunas para la
propia convocatoria de las Cortes. En ellas, reunido a vuestros Representantes,
me gozare de concurrir a la grande obra de la prosperidad nacional.
Españoles: vuestra gloria es la única que mi corazón ambiciona. Mi alma
no apetece sino veros en torno a mi trono unidos, pacíficos y dichosos.
Confiad, pues, en vuestro rey, que os habla con la efusión sincera que le
inspiran las circunstancias en que os halláis y el sentimiento intimo de los
altos deberes que le impuso la Providencia. (...) Marchemos francamente, y yo
el primero, por la senda constitucional.
TEXTO 3:
Bien públicos
y notorios fueron a todos mis vasallos los escandalosos sucesos que
precedieron, acompañaron y siguieron al establecimiento de la democrática Constitución
de Cádiz en el mes de marzo de 1820; la más criminal situación, la más
vergonzosa cobardía, el desacato mas horrendo a mi Real Persona y la violencia
mas inevitable, fueron los elementos empleados para variar esencialmente el
gobierno paternal de mis reinos en un código democrático, origen fecundo de
desastres y desgracias.
La Europa
entera, conociendo profundamente mi cautiverio (...) determinaron poner fin a
un estado de cosas que era el escándalo universal, que caminaba a trastornar
todos los tronos y todas las instituciones antiguas, cambiándolas en la irreligión
y la inmoralidad (...).
He venido a decretar lo siguiente: son nulos y de ningún valor todos los
actos del gobierno llamado Constitucional, de cualquier clase y condición que
sean...
TEXTO 4:
Debes
creerme, pues me conoces y hablo con el corazón, que el mayor gusto que pudiera
tener sería el de jurar el primero y no dar este
disgusto y los que de él resulten; pero mi conciencia y mi honor no lo
permiten. Tengo unos derechos tan legítimos a la Corona, siempre que te
sobreviva y no dejes varón, que no puedo prescindir de ellos; derechos que Dios
me ha dado cuando fue su santa voluntad que naciese, y solo Dios me los puede
quitar concediéndote un hijo varón (...). Además, con ello defiendo la justicia
y el derecho que tienen todos los llamados después de yo...
TEXTO 5:
El actual
estado de la nación y el delicado en que mi salud se encuentra me han hecho
decidir a renunciar la Regencia del reino, que durante la menor edad de mi
excelsa Hija me fue conferida por las Cortes constituyentes de
la nación reunidas en 1836, a pesar de que mis Consejeros, con la honradez y
patriotismo que les distingue, me han rogado encarecidamente continuara en
ella, cuando menos hasta la reunión de las próximas Cortes, por creerlo así
conveniente al país y a la causa pública; pero no pudiendo acceder a algunas de
las exigencias de los pueblos, que mis Consejeros mismos creen deber ser
consultadas para calmar los ánimos y terminar la actual situación, me es absolutamente
imposible continuar desempeñándola, y creo obrar como exige el interés de la nación
renunciando a ella.
Espero que las Cortes nombraran personas para tan alto y elevado
encargo, que contribuyan a hacer tan feliz esta nación como merece por sus
virtudes. A la misma dejo encomendadas mis augustas Hijas, y los Ministros que
deben, conforme al espíritu de la Constitución, gobernar el reino hasta que se reúnan,
me tienen dadas sobradas pruebas de lealtad para no confiarles con el mayor
gusto deposito tan sagrado. Para que produzca, pues, los efectos
correspondientes, firmo este documento autógrafo de la renuncia, que en
presencia de las autoridades y corporaciones de esta ciudad, entrego al
Presidente de mi Consejo para que lo presente a su tiempo a las Cortes
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