martes, 30 de mayo de 2017

Preguntas EBAU Murcia. Reinos Cristianos en la Edad Media.


LOS REINOS CRISTIANOS DE LA EDAD MEDIA

Introducción. La invasión musulmana, iniciada en el 711 provocó la aparición de una frontera entre musulmanes y cristinos. Una frontera con  límites geográficos cambiantes y con modelos de sociedad bien diferenciados. Al-Andalus ocupó prácticamente todo el territorio península. Poco a poco, en el norte, se fueron gestando unos condados  que son el origen de los reinos cristianos. Su formación se llevó a cabo en dos fases: la primera, de creación y consolidación y una segunda de expansión.

Hasta el siglo X, la iniciativa y la hegemonía políticas en la Península correspondieron a los musulmanes, pero desde entonces y hasta finales del siglo XV la supremacía fue de los reinos cristianos. Estos reinos mantuvieron unas complejas relaciones entre ellos mismos y con los musulmanes, caracterizadas por una alternancia de pactos y de enfrentamientos. La evolución política de los territorios cristianos mostró una clara tendencia hacia la unificación de los diversos reinos. Desde el S.XIII, la situación política estuvo dominada por dos grandes entidades: la Corona de Castilla y la Corona de Aragón.

En lo que respecta al origen de los reinos y condados occidentales, tras la desaparición del reino visigodo, sólo las zonas montañosas del norte de España se mantuvieron libres de a dominación musulmana. En el 722, un grupo de astures e hispano-visigodos refugiados en la zona cantábrica aceptó como jefe a un noble visigodo llamado Pelayo, quien unos años después ganaría una escaramuza contra los musulmanes en Covadonga en el 722. Este hecho contribuyó a consolidar el primer núcleo político cristiano, el Reino Astur. El primer monarca de cierta importancia, fue Alfonso I, quién logró dominar la región comprendida entre las montañas y el mar que va desde el País Vasco hasta Galicia. Además, realizó diversas campañas militares, repobló  parte del territorio con mozárabes y estableció la capital del Reino Astur en Oviedo.
En cuanto al origen de los reinos y condados orientales, la zona pirenaica se había convertido en un territorio de frontera entre el Imperio Carolingio y el poder musulmán andalusí. Carlomagno estaba interesado en controlar el Valle del Ebro para establecerlo como línea fronteriza (la Marca Hispánica). De esta manera, ocupó Pamplona y Barcelona. La Administración del territorio se encomendó a condes francos que dependían del emperador carolingio. Pero, desde principios del siglo Ix, los nobles francos fueron sustituidos por nobles autóctonos. Así, en Pamplona, un miembro de la familia Arista expulsó a los nobles carolingios y se proclamó primer rey de Pamplona. De igual modo, Aznar Galíndez había establecido su dominio sobre el Condado de Aragón.
En la primera mitad del siglo IX, Alfonso II transformó el Reino de Asturias en un verdadero Estado con una Administración que tomaba como modelo a la Monarquía Visigoda. Alfonso III extendió las fronteras hasta el  Duero y estableció la nueva capital del Reino de León.  De hecho, a comienzos del siglo X el pequeño Reino Astur pasó a denominarse Reino de León, que abarcaba todo el noroeste peninsular y las marcas fronterizas de Portugal y Castilla. A esta última se le denominaba como Condado de Castilla, puesto que se trataba de un territorio fronterizo y fortificado que se hallaba bajo el control de un conde. En la segunda mitad del siglo X, el conde Fernán González logró independizarse del poder leonés.
En lo que se refiere al Reino de Navarra, hemos de tener en cuenta cómo el Reino de Pamplona experimentó una notable expansión hacia el Sur y se transformó en el Reino de Navarra. El reinado de Sancho III el Mayor durante el primer tercio del siglo XI fue el de mayor esplendor de Navarra. Este rey logró controlar diversos condados pirenaicos así como Castilla, siendo la principal potencia cristiana peninsular. A la muerte de este monarca, tuvo lugar el fin de la hegemonía política del Reino de Navarra ya que el patrimonio se dividió entre sus hijos. García Sánchez reinó sobre Navarra, Fernando I gobernó Castilla y Ramiro I se convirtió en rey de Aragón. Navarra cayó bajo influencia francesa. Finalmente, el rey Fernando I invadió y conquistó Navarra en el año 1512.
De este modo, los reinos cristianos fueron conformándose mediante alianzas matrimoniales y enfrentamientos bélicos, pero su expansión territorial se basó en la conquista de los territorios controlados por los musulmanes. Este proceso conocido como Reconquista se inició en el siglo X.
En lo que respecta a la formación y expansión de la Corona de Castilla, esta surgió por Fernando I, quien heredó el Condado de Castilla y conquistó militarmente el Reino de León, uniendo los dos territorios en 1037. Logró dominar toda la Cuenca del Duero. Después de su muerte, Alfonso VI  tomó Toledo  en 1085 y con ello extendió su control hasta el Valle del Tajo. Alfonso VII el Emperador, estableció la frontera en la línea del Tajo. A su muerte, el reino se dividió entre sus hijos: Castilla pasó a Sancho III y Fernando II heredó León. En la segunda mitad del siglo XII, se crearon las órdenes militares de Alcántara, Santiago y Calatrava, encargadas de la protección. Todo ello permitió a Alfonso VIII de Castilla avanzar; solamente la derrota de Alarcos de 1195 frenaría temporalmente el avance castellano. Sin embargo, el debilitamiento del poder almohade sería aprovechado por los diversos reinos cristianos, que permitió derrotar a los musulmanes en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212.
Durante el reinado de Fernando III el Santo, se consiguió la expansión del reino castellano-leonés por Extremadura y el Guadalquivir ocupando ciudades como Córdoba o Sevilla, así como el reino musulmán de Murcia en 1243. De esta manera, el único territorio musulmán que pervivía era el Reino de Granada. Finalmente, los Reyes Católicos emprendieron la conquista sistemática de este reino entre 1482 y 1492.
En cuanto a la formación y expansión de la corona de Aragón, este reino surgió igualmente de la herencia de Sancho III el Mayor. Su hijo Ramiro I lo convirtió en un reino independiente de Navarra. Sin embargo, su hijo Sancho Ramírez volvió a unir los territorios de Aragón y Navarra hasta el siglo XII. Pedro I logró tomar Huesca y Barbastro y su sucesor, Alfonso I el batallador ocupó Zaragoza en 1118. En el 1137 se produjo el acuerdo matrimonial entre el conde de Barcelona, Ramón Berenguer IV y la heredera de Aragón, Petronila. Este compromiso suponía la unidad entre el reino de Aragón y los condados catalanes, naciendo la Corona de Aragón. Esta nueva formación política oriento su expansión territorial hacia las costas mediterráneas   con la toma de Lérida y Tortosa. En el siglo XIII, Jaime I el Conquistador ocupó las Islas Baleares y conquistó el Reino de Valencia. Finalmente, el tratado de Almizra estableció la frontera en la línea Bíar-Villajoyosa, en la actual provincia de Alicante. Este hecho marcó el fin de la expansión aragonesa por las tierras peninsulares y su posterior orientación hacia el Mediterráneo: Pedro III conquistó Sicilia en 1282, posteriormente Jaime II tomó Cerdeña y Alfonso el Magnánimo conquisto el Reino de Nápoles en el siglo XV. En el Mediterráneo Oriental se incorporaron los ducados de Atenas y Neopatria gracias a las campañas de los almogávares, una compañía de mercenarios catalanes.
Como conclusión, los reinos peninsulares de la Edad Media fueron configurándose política, económica, social y culturalmente a los largo de casi ocho siglos, durante los cuales estos estados cristianos fueron expandiéndose en función de la mayor o menor fortaleza de sus vecinos musulmanes. A partir del siglo XII se fue produciendo un proceso de concentración territorial por parte de la Corona de Aragón y la Corona de Castilla, las cuales llegan a repartirse los restos del territorio musulmán. Finalmente, ya en el siglo XV, se produjo la Unión Dinástica entre Castilla y Aragón que quedaron integradas en una misma monarquía, poniendo fin al proceso de conquista con la toma de Granada en 1492.

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