martes, 30 de mayo de 2017

Preguntas EBAU. Murcia. Factores de Romanización



FACTORES DEL PROCESO DE ROMANIZACIÓN


INTRODUCCIÓN       

La presencia romana en la Península Ibérica abarca desde finales del S. III a.C hasta finales del s. V d.C, cuando se produce el desmembramiento del Imperio que favoreció el asentamiento en Hispania de algunos pueblos germánicos.
       En este sentido, la romanización  es el proceso de transformación gradual de los pueblos prerromanos que habitaban en la Península, en ciudadanos del Imperio Romano. Este proceso consistió en la asimilación de sus costumbres, organización política, jurídica, social y, muy especialmente, la lengua (el latín). Todo este proceso de asimilación se vio favorecido por la integración de Hispania en el sistema económico del imperio y la cohesión territorial. Además fue destacable el papel del ejército como medio de integración de los indígenas y, como elemento fundamental, la extensión de la ciudadanía romana por el emperador Caracalla a todos los hombres libres en el  212 d.C. A finales del siglo III d.C, se iniciará un periodo de declive dentro del Imperio romano que durará más de dos siglos y que pondrá las bases de un sistema de poder más atomizado: la Edad Media.

A continuación hacemos un recorrido por cada uno de los aspectos que más contribuyeron a la romanización de la península Ibérica.

       En primer lugar veremos los aspectos político-administrativos. Los romanos comenzaron a aplicar sus criterios de organización administrativa y delimitación política del territorio. De este modo, el espacio hispánico fue dividido en diversas circunscripciones para su mejor administración y control: las provincias. Cada una estaba dirigida por un pretor asesorado por el Consilium y se subdividían en conventos jurídicos como centros judiciañes. Para la cuestión hacendística estaba el cuestor, que elaboraba el censo que controlaba los impuestos.
Habían dos tipos de provincias: senatoriales (controladas por el Senado  romano) o imperiales (controladas por el emperador). Su número fue evolucionando a lo largo de la dominación romana. Inicialmente fueron dos provincias: la Citerior (zona más cercana a Roma) y la Ulterior (zona más lejana a Roma)
En la época de Augusto (27 a.C) se crearon tres provincias: Bética (capital: Corduba), Lusitania (capital: Emerita Augusta) y Tarraconense (capital: Tarraco). Posteriormente, en el siglo IV d.C se subdividió en cinco provincias: Tarraconense, Cartaginense, Bética, Lusitania y Galecia. Posteriormente se añadieron la Baleárica y la Mauritana-Tingitana.

       En segundo lugar,  con el objetivo de controlar el amplio territorio, Roma se dotó de una excelente red de comunicaciones. En Hispania, las vías principales eran la vía Augusta (conectaba la franja mediterránea con Roma), la vía de la Plata y la vía Transversal. Estas calzadas se convirtieron en ejes comerciales.

        En lo que respecta a las ciudades podemos afirmar que no sólo eran centros políticos-administrativos, sino también económicos, sociales, culturales, etc. Podemos distinguir varios tipos de ciudades:
-Colonias: son fundaciones romanas muy populares, donde se encontraban edificios administrativos, teatros, coliseos, acueductos y otros de utilidad pública.
Entre las ciudades indígenas encontramos:
-Ciudades estipendiarias: tomadas por la fuerza y obligadas a pagar un estipendio o tributo, y sometidas al pretor.
-Federadas: conservaban sus derechos, pero están obligadas a prestar auxilio a Roma y facilitar víveres para el ejército.
-Inmunes: disfrutaban de gran autonomía y estaban exentas de pagar impuestos.

         Por otro lado, para la organización económica, se crearon grandes latifundios en manos de la aristocracia senatorial y se repartieron tierras entre colonos, lo que supuso un crecimiento de la producción agrícola (basada en la triada mediterránea: trigo, vid y olivo). Hispania se convirtió en colonia comercial respecto a la metrópoli y exportaba al resto del Imperio; a cambio, importaba productos manufacturados.  Las ricas minas peninsulares pasaron a propiedad del estado.
 
        En base a la organización social, el Imperio Romano era una sociedad esclavista muy jerarquizada con distintos grados de derechos políticos y jurídicos. Entre la población libre encontramos:
-el orden senatorial: ciudadanos romanos dueños de latifundios.
-el orden ecuestre o caballeros: aristocracias de los pueblos sometidos y que controlaban cargos políticos. Poseían propiedades de tamaño meido y eran comerciantes y manufactureros.
-la plebe: formados por pequeños propietarios agrícolas, artesanos y trabajadores libres.
Después encontramos a los esclavos, que no tenían derechos ni eran libres. En el año 212 d.C, Caracalla concede la ciudadanía romana a todos los habitantes libres.

         Finalmente señalar que el proceso de romanización se completó con  la asimilación de la cultura, las costumbres, la religión y las leyes romanas  por los pueblos autóctonos.
El latín se extendió por todo el territorio. Su difusión le permitió imponerse sobre las lenguas autóctonas aunque no desaparecieron totalmente (euskera).
El uso del derecho romano sirvió para cohesionar la sociedad y difundir los principios de justicia y convivencia. Todavía hoy es uno de los fundamentos del derecho occidental.
La dominación romana impuso también las creencias religiosas propias del Imperio Romano. Se respetaron las creencias locales pero era obligado el culto al emperador y a los tres dioses de Roma (Jípiter, Juno y Minerva), conocidos como la Triada Capitolina. A partir del S. III d.C se difundió el cristianismo, que en un principio fue perseguido pero el Edicto de Milán (313 d.C) decretó la libertad religiosa y reconoció legalmente el cristianismo, que pasó a convertirse en la iglesia oficial del Estado con el emperador Teodosio I en el año 380.
También podemos observar restos del dominio romano en infinidad de obras públicas como acueductos, murallas, puentes, teatros, templos, etc.

       Durante el S. III, el Imperio Romano entra en un periodo de crisis en todos los ámbitos debido a la dificultad de administrar territorios tan amplios. Los elementos que caracterizaron a la crisis fueron: el debilitamiento del poder imperial; el estancamiento de la expansión del Imperios, que trajo consigo el fin de las grandes conquistas, que daban tierras y esclavos;  la concesión del derecho de ciudadanía, que disminuía los ingresos; guerras civiles; revueltas campesinas; la presión de los pueblos germanos; los propietarios rurales huyeron a sus villas (ruralismo) debido a la inseguridad  y el pueblo buscó la protección de terratenientes a cambios de entregarles sus tierras y trabajo.
Todos estos factores minaron la cohesión y fortaleza del mundo romano.  La consecuencia fue un imperio atomizado sin una autoridad central fuerte capaz de mantener la unidad y defender las fronteras. La Edad Media se va abriendo paso tanto en Europa como en Hispania.

A modo de conclusión podríamos señalar que pese a la decadencia cultural que supuso la invasión visigoda de la península los elementos que conformaron la Hispania Romana pervivirán, tal es así que algunas de las características esenciales que hemos visto – lenguas romances, religión cristiana, principios políticos y judiciales –han ido configurando las sucesivas sociedades que se han asentado sobre el suelo peninsular y forman parte de nuestras raíces culturales.

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