LOS
PUEBLOS PRERROMANOS
1.
Los
pueblos peninsulares: iberos y celtas
Durante el primer milenio se fueron
conformando en la Península dos culturas distintas pero relativamente
interrelacionadas: la cultura celta y la cultura ibera. El contacto entre
ambos pueblos fue importante, lo que ha dado lugar a que a aquellos que habitaban
en la zona central de la Península se les haya denominado celtíberos.
A su vez tuvieron contacto con otros pueblos
europeos y de la zona mediterránea de los que importaron costumbres y formas de
vida y con los que mantuvieron un contacto casi continuo.
Ø
Los
celtas
Los celtas llegaron a la
Península en los inicios del primer milenio, procedentes de Centroeuropa, y se
asentaron en la Meseta norte y en el noroeste (Galicia, norte de Portugal,
Asturias). Aportaron numerosos avances técnicos a la zona, como el uso de la
metalurgia. Sus asentamientos más representativos fueron los castros.
Existe una dificultad
importante para el estudio de los celtas debido a la escasez de las fuentes.
Por esta razón, sus costumbres son bastantes desconocidas, tenemos sobre todo
referencias romanas, que los presentan con formas de vida muy primitivas. Es
generalmente aceptado que su sociedad se organizaba en tribus, hablaban lenguas
indoeuropeas y no conocían la escritura.
La dedicación principal
de los pueblos celtas era la ganadería, aunque también existían
poblados de agricultores.
También existen restos
arqueológicos que nos indican que fabricaban instrumentos toscos de cerámica,
telas y objetos de bronce.
Ø
Los
iberos
Los iberos estaban
asentados en el sur de la Península y en la costa mediterránea. Se trataba de
un conjunto de pueblos con muchas características comunes pero que nunca
establecieron ninguna forma de unidad política entre ellos. Poseyeron, eso sí,
una entidad cultural común muy destacable que se desarrolló especialmente entre
los siglos VII y II a.C.
La sociedad ibera era tribal
y estaba muy jerarquizada en función del poder económico y también del militar.
La casta guerrera fue muy importante, aunque nunca existió un ejército regular.
Los poblados
solían amurallarse y localizarse en zonas de fácil defensa.
Su economía se basaba en
la agricultura y la ganadería; establecieron también relaciones comerciales
profundas con griegos, fenicios y cartagineses, llegando a acuñar monedas.
Su organización política
estaba bastante desarrollada debido a la influencia del modelo de la ciudad-Estado,
traído por los fenicios y griegos. Cada Estado podía comprender varias ciudades
con sus territorios circundantes. El modelo político más frecuente era la monarquía,
es decir, el poder era controlado por un rey. En algunos casos se impuso un
modelo oligárquico[1].
En este caso, el grupo dominante controlaba el poder a través de distintas magistraturas
o, incluso, mediante un Senado en el que todos sus miembros
estaban representados, como ocurrió en Arse-Saguntum. No obstante, en la
mayoría de casos predominaba la monarquía.
Igualmente su desarrollo
cultural fue destacable.
§ Conocieron
y utilizaron la escritura, expresión de una lengua común pero que se escribía
con diversos alfabetos. Actualmente su escritura puede leerse pero no
comprenderse.
§ La religión
ibera presentaba un gran eclecticismo y recibió notables influencias griegas y
púnicas que se mezclaron con las creencias ancestrales de los iberos; los
santuarios en plena naturaleza fueron frecuentes, pero los templos urbanos eran
más escasos.
§ El arte
ibero estuvo también muy influido por el de griegos y cartagineses.
Especialmente significativa es la escultura, en la que destacan obras como las
damas de Elche y Baza, la Bicha de Balazote, el guerrero de Moixent, etc. La
temática predominante fue la plasmación de figuras humanas y de animales, tanto
reales como imaginarias. Se trató de un arte figurativo en el que
predominaba la funcionalidad religiosa o funeraria. Estéticamente fue más
importante el detallismo que la calidad del conjunto.
Ø
Los
celtíberos
En la
zona de confluencia entre celtas e iberos –Sistema Ibérico, este de la Meseta,
Sistema Central– surgió una cultura con características peculiares procedente
tanto del mundo celta como del ibero: fueron los celtíberos. Mezclaban
elementos de ambas culturas, aunque predominaba el factor celta, y su grado
de complejidad social era también intermedio entre el primitivismo celta y la
mayor complejidad social de los iberos.
Los que
habitaban en las zonas llanas se dedicaban principalmente a la agricultura del
cereal, mientras que los que estaban instalados en las áreas montañosas optaron
en su mayoría por la ganadería.
Eran extraordinarios
guerreros, dotados, además, de una excelente tecnología armamentística
(la falcata ibera). Tanto cartagineses como romanos los incorporaron a sus
ejércitos.
2.
Los
primeros pueblos colonizadores
Desde principios del primer milenio
antes de Cristo diversas potencias colonizadoras procedentes del Mediterráneo
oriental se asentaron en la península Ibérica. Las razones geoestratégicas y la
potencialidad económica del territorio fueron las razones de esta oleada
colonizadora.
§
Los primeros que iniciaron la colonización de la
Península fueron los fenicios, pueblo mercantil
procedente del actual Líbano. Hacia el siglo IX a.C. fundaron la ciudad de
Gadir (Cádiz) desde donde se expandieron por el territorio de la actual
Andalucía y del sur de Portugal: Sexi (Almuñécar), Malaka (Málaga), etc. La
posición estratégica de la zona para las relaciones comerciales –entre el
Mediterráneo y el Atlántico y a un paso de África– así como la abundancia de
metales explican su interés por controlar estos territorios.
§
Más tarde, hacia el siglo VIII a.C., llegaron los
griegos.
Fundaron algunos enclaves relativamente importantes en la parte norte de la
costa mediterránea peninsular: Emporion (Ampurias), Rhode (Rosas), etc. Desde
allí se establecieron en algunos puntos costeros (Hemeroscopeion, se supone que
situada cerca de la actual Denia, Mainake, cerca de Málaga). Su principal
objetivo era establecer relaciones comerciales para obtener metales, esparto,
aceite de oliva y sal.
§
Ya en el siglo VI a.C. los cartagineses comenzaron a
controlar el sur peninsular, continuando el dominio que habían iniciado los
fenicios en esta zona y expandiéndolo hacia el este y el norte. Su colonización
tuvo primero un carácter de búsqueda de alianzas y pactos; pero, a partir del
siglo III a.C. cambió y adquirió los rasgos de una conquista militar. Para ello
fundaron una serie de emporios: Ebyssos (Ibiza) –de origen fenicio– Baria (en
Almería), Quart Hadasht o Cartago Nova (Cartagena), etc.
Todos estos pueblos
establecieron unas relaciones de tipo colonial con los pueblos peninsulares, es
decir, impusieron un dominio total sobre los territorios en los que se
asentaron y establecieron lazos comerciales con los pueblos vecinos. Pero
también actuaron como difusores de elementos culturales y tecnológicos más
avanzados; se difundieron así técnicas como el arado, la moneda, los modelos
urbanísticos, la salazón, el uso de metalurgia del hierro, etc.
ACTIVIDADES
REFLEXIÓN
1. ¿Por
qué es más avanzada la cultura ibera que la celta? Justifica tu respuesta.
2. Infórmate
y explica la diferencia entre “colonia” y “factoría comercial”.
[1] Oligarquía:
Forma de gobierno en la cual el poder político es ejercido por un reducido
grupo de personas que pertenecen a una misma clase social.
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