ARTÍCULO RECOGIDO DE: https://www.taringa.net/posts/offtopic/16197261/Curiosidades-historicas-Carlos-II-El-rey-Hechizado.html
El
Hechizado, fue un despojo de la naturaleza. Raquítico y estéril, fue el último
de los Austrias y el que abrió la puerta a los Borbones.
El esperado hijo y heredero de Felipe IV y de Mariana de Austria nació en
Madrid un gélido mes de noviembre de 1661. Pronto “espantó” por su debilidad
mental y atrofiamiento corporal, pero a pesar de ser un despojo de la
naturaleza, se convirtió en rey de España al cumplir los catorce años.
Su padre, Felipe IV, era tío de su madre, y
el pobre “Hechizado” como fue apodado debido a su lamentable estado físico,
representa el máximo exponente de la degeneración familiar de los Austrias a
causa de los sucesivos matrimonios consanguíneos de estos monarcas.
Fue bautizado con 16 nombres y los astrólogos de la época vaticinaron para el pequeño infante un futuro heroico y un reinado feliz. Lo que ocurriría años posteriores dista pues mucho de lo observado en los astros.
Fue bautizado con 16 nombres y los astrólogos de la época vaticinaron para el pequeño infante un futuro heroico y un reinado feliz. Lo que ocurriría años posteriores dista pues mucho de lo observado en los astros.
Fue un bebé de apariencia débil y con signos visibles de
degeneración. Tenía flemones en las mejillas y la cabeza llena de costras e
hinchada a causa de la hidrocefalia. La descripción oficial que dio el reinado
maquilló la triste realidad pues afirmaba que era un niño de bellísimas
facciones. Su desastrosa lactancia duró casi 4 años llegando a despellejar a
mordiscos los pezones de sus nodrizas. Pero el pobre Carlos siguió siendo un
niño debilucho que apenas podía sostenerse en pie debido a su raquitismo
infantil. Empezó a caminar con normalidad en la adolescencia.
A todo ello se le sumaron los problemas intestinales y los
constantes catarros que padeció durante toda su cadavérica vida. A los seis
años tuvo el sarampión y la varicela; a los diez la rubeola, y a los once la
viruela que cerca estuvo de matarlo.
Muchos expertos actuales sospechan que posiblemente padeciera el síndrome de Klinefelter, enfermedad que en el siglo XVII se desconocía y que fue camuflada bajo la idea del hechizamiento.
Muchos expertos actuales sospechan que posiblemente padeciera el síndrome de Klinefelter, enfermedad que en el siglo XVII se desconocía y que fue camuflada bajo la idea del hechizamiento.
Constantemente se temía por su vida ya que su salud era de todo
menos saludable. Al carecer su cuerpo de calor natural, en épocas invernales el
pequeño Carlos iba envuelto en numerosas mantas y pieles. A su enfermizo físico
se le unía su paupérrima capacidad mental.
A los 9 años aún no sabía leer ni escribir. Su desinterés por el
estudio, y años posteriores, por los asuntos de Estado, fue una constante. El
retrasado príncipe tan sólo se entretenía con los bufones y los enanos, y su
diversión favorita consistía en meterse en la repostería de palacio para ver
cómo hacían los pasteles. Su inteligencia y conocimientos a los veinte años
eran más simples que las de un niño.
Lo que al controvertido personaje le ha dado fama es la causa
principal por la que se convirtió en el último monarca de la casa de los
Austria: su esterilidad. Sólo tenía un testículo, atrofiado y de color negro,
como se supo tras realizarle la autopsia. Sufría una patología genital causante
de su esterilidad y no un encantamiento o hechizamiento como se dijo en la época.
En aquel tiempo toda Europa comentaba la incapacidad para procrear del monarca.
Se produjeron hasta operaciones de espionaje internacional para constatar a
partir de unos calzoncillos del rey si éste podía tener descendencia o no.
Carlos II se casó un par de veces. A la primera esposa, Luisa
de Orleans, la amó profundamente. A pesar del empeño de la pareja por tener
hijos, éstos nunca llegaron. Ante esta situación la reina fue tachada de
estéril, cuando el impotente era verdaderamente el rey. La misma Luisa de
Orleans, confesaría a una de sus camareras que Carlos padecía eyaculación
precoz.
Tras morir ésta, el consejo de Estado aconsejó a Carlos que se
apresurara a contraer de nuevo matrimonio con la esperanza de que Dios le diera
una heredero. La segunda reina se llamaría María de Neoburgo, y fue elegida
porque procedía de una familia numerosa y fecunda (tenía 23 hermanos) Esta
mujer no era tonta y para mantener sus intereses fingió varios embarazos los
cuales solucionaba con escandalosos abortos.
Carlos II ante su miserable estado y viendo que la medicina no
encontraba la cura a sus dolencias fue creyéndose la pantomima que en la corte
se rumoreaba: el hechizamiento que justificaba su impotencia.
Fueron muchos los médicos los que lo purgaron y sangraron. Las curas médicas pasaron a convertirse en patéticos rituales mágicos, y el rey comenzó a rodearse de frailes, exorcistas y curanderos. Alguna de estas prácticas consistía en colocarle pichones recién muertos sobre la cabeza y entrañas calientes de cordero sobre el abdomen.
En sus últimos años de vida sus desmayos eran cada vez más largos (a veces duraban más de dos horas). Éstos iban acompañados de sacudidas bruscas de brazos y piernas, y de movimientos de ojos y boca de un lado hacia el otro. Carlos II acabó padeciendo epilepsia ya que durante sus espasmos se mordía la lengua.
Fueron muchos los médicos los que lo purgaron y sangraron. Las curas médicas pasaron a convertirse en patéticos rituales mágicos, y el rey comenzó a rodearse de frailes, exorcistas y curanderos. Alguna de estas prácticas consistía en colocarle pichones recién muertos sobre la cabeza y entrañas calientes de cordero sobre el abdomen.
En sus últimos años de vida sus desmayos eran cada vez más largos (a veces duraban más de dos horas). Éstos iban acompañados de sacudidas bruscas de brazos y piernas, y de movimientos de ojos y boca de un lado hacia el otro. Carlos II acabó padeciendo epilepsia ya que durante sus espasmos se mordía la lengua.
Carlos II murió a los 39 años tras un ataque de apoplejía
epiléptico. En la autopsia se cita que su cuerpo no tenía ni una gota de sangre
y que su corazón era del tamaño de un grano de pimienta. Presentaba los
pulmones corroídos y los intestinos putrefactos y gangrenados.
En definitiva, el pobre Carlos fue un espantajo de rey, un hombre desgraciado y melancólico que arrastró toda su vida un físico decadente y descolorido, y una capacidad mental prácticamente nula. A su triste existencia se le sumó su incapacidad para dar un heredero a la casa de los Austrias, poniendo así fin a la misma y abriendo las puertas a los Borbones.
En definitiva, el pobre Carlos fue un espantajo de rey, un hombre desgraciado y melancólico que arrastró toda su vida un físico decadente y descolorido, y una capacidad mental prácticamente nula. A su triste existencia se le sumó su incapacidad para dar un heredero a la casa de los Austrias, poniendo así fin a la misma y abriendo las puertas a los Borbones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario